Aquellos que se quedaron atrás, que optaron por seguir los ideales de la causa, que decidieron ser más éticos, menos dispuestos a hablar de triunfos que no fueron suyos, más responsables de lo que hizo una diferencia positiva para los demás.
Aquellos que lucharon cada una de las batallas, que se enfrentaron a los enemigos, que blandieron sus espadas y fueron heridos en combate una y otra vez sin nunca ceder y nunca renunciar.
Aquellos que vistieron los uniformes de soldado y los usaron hasta que quedaron hecho jirones en las refriegas mientras quienes usaban los de gala bailaban en fiestas de celebración por el hecho de seguir vivos y continuar teniendo las manos limpias.
Aquellos que escucharon que otros tomaban las decisiones difíciles a pesar de que fueran ellos los afectados por esas decisiones.
Aquellos que hoy se preguntan si habrían hecho las cosas de otra manera y se responden a sí mismos que volverían a hacerlo de la misma manera, quizá solamente disfrutando más el hecho de irse poco a poco quedando atrás, en los campos de batalla.