Hoy estamos exactamente a 975 días de mi cumpleaños número 50.
Al buscar un nombre para este blog intenté encontrar una manera de relacionarlo conmigo y pensé que el año de mi nacimiento junto con el concepto de una libreta podrían representar algo del contenido que pensaba escribir. Después el contenido fue cambiando hasta ser lo que ahora es pero el nombre se quedó.
Hoy, una casualidad numérica salida de una idea para usar un filtro de TikTok me hizo preguntar cuantos días faltaban para mi cumpleaños y la respuesta fue 975.
De alguna manera pareció que el blog, mis próximos 50, TikTok y una cuenta regresiva coincidieron para recuperar a dos viejas amistades, alguien a quien conocí en primaria y alguien a quien conocí m secundaria, ambas con la misma preocupación por nuestro próximo cincuentenario.
Aquellos que se quedaron atrás, que optaron por seguir los ideales de la causa, que decidieron ser más éticos, menos dispuestos a hablar de triunfos que no fueron suyos, más responsables de lo que hizo una diferencia positiva para los demás.
Aquellos que lucharon cada una de las batallas, que se enfrentaron a los enemigos, que blandieron sus espadas y fueron heridos en combate una y otra vez sin nunca ceder y nunca renunciar.
Aquellos que vistieron los uniformes de soldado y los usaron hasta que quedaron hecho jirones en las refriegas mientras quienes usaban los de gala bailaban en fiestas de celebración por el hecho de seguir vivos y continuar teniendo las manos limpias.
Aquellos que escucharon que otros tomaban las decisiones difíciles a pesar de que fueran ellos los afectados por esas decisiones.
Aquellos que hoy se preguntan si habrían hecho las cosas de otra manera y se responden a sí mismos que volverían a hacerlo de la misma manera, quizá solamente disfrutando más el hecho de irse poco a poco quedando atrás, en los campos de batalla.
Quiet: The power of introverts in a world that can’t stop talking.
Habla de más, sube la voz cuando alguien sugiere que puede estar equivocado. Da su opinión como si el conocimiento adquirido en una revista fuera suficiente como para haberse convertido en un experto. Se ríe estruendosamente si alguien le demuestra que hay algún error en su lógica o algo que desconoce. Su educación tiene demasiadas carencias, su perspectiva es limitada porque solamente alcanza a ver aquello que tiene en frente y porque no acepta que haya alguien que sepa más que él, no es la persona más inteligente.
Una vez que ha tomado una decisión no hay forma de convencerla de lo contrario. No importa de qué manera se intente demostrarle que las cosas se pueden hacer de otra manera, ella mantendrá su punto de vista literalmente hasta el cansacio, hasta que no haya más que darle razón después de haber intentado que ceda aunque sea en algún punto para que parezca que se llegó a un acuerdo.
Y ambos, en una entrevista, lograrán mostrar estas características como virtudes, dándole la vuelta al narcisismo y la necedad para venderse como personas extrovertidas capaces de dar los mejores resultados con base en su personalidad de «ganadores».
En un mundo en el que a las personas introvertidas les resulta complicado hablar más fuerte y mostrar sus logros como si la vida fuera una competencia, este libro de Susan Cain es una lectura para reflexionar algunos puntos. Para algunas personas será una manera de concerse mejor y actuar de una manera diferente para alcanzar sus objetivos y quizá para otras sirva de manual para entender que hay diferentes formas de procesar la información y de llegar a las metas y que elegir a una persona extrovertida por el simple hecho de poder hablar más de sus logros termina siendo un prejuicio negativo al igual que muchos otros.
Debemos de hacer ajustes para que sea más importante lo que se hace que la manera en la que se vende o se habla de lo que se hace.
We live with a value system that I call the Extrovert Ideal—the omnipresent belief that the ideal self is gregarious, alpha, and comfortable in the spotlight. The archetypal extrovert prefers action to contemplation, risk-taking to heed-taking, certainty to doubt. He favors quick decisions, even at the risk of being wrong. (p.4)
“Our action plan hinged on what the most vocal people suggested,” recalls the classmate. “When the less vocal people put out ideas, those ideas were discarded. The ideas that were rejected would have kept us alive and out of trouble, but they were dismissed because of the conviction with which the more vocal people suggested their ideas. Afterwards they played us back the videotape, and it was so embarrassing.” (p.50)
“I worry that there are people who are put in positions of authority because they’re good talkers, but they don’t have good ideas,” he said. “It’s so easy to confuse schmoozing ability with talent. Someone seems like a good presenter, easy to get along with, and those traits are rewarded. Well, why is that? They’re valuable traits, but we put too much of a premium on presenting and not enough on substance and critical thinking.” (p.52)
And it’s the kids we might call the most sensitive, the most high-reactive, the ones who are likely to be introverts who feel the guiltiest. Being unusually sensitive to all experience, both positive and negative, they seem to feel both the sorrow of the woman whose toy is broken and the anxiety of having done something bad. (p.140)
A reward-sensitive person is highly motivated to seek rewards—from a promotion to a lottery jackpot to an enjoyable evening out with friends. Reward sensitivity motivates us to pursue goals like sex and money, social status and influence. It prompts us to climb ladders and reach for faraway branches in order to gather life’s choicest fruits. (p.157)
Juan Pablo está por viajar a Barcelona con su novia Valentina para hacer un doctorado en teoría literaria y literatura comparada cuando la llamada de uno de sus primos transforma el viaje de estudios en el proyecto de negocios de una organización criminal.
Valentina (según la mamá de Juan Pablo: “tan chaparra, con ese nombre de salsa, los ojitos tristes y ese pelo aplastado de india”), escribe un diario para hablar de su vida, de la ruptura y de ser inmigrante; Juan Pablo empieza a escribir todo lo que le ha pasado en los últimos meses “como si escribiera una novela, como si mi vida inverosímil pudiera ser el material de una novela”.
65 paginas antes de llegar al final: “estas páginas empiezan a parecer una novela. Hay misterios, hay intriga, hay buenos y malos, o al menos buenos y malos en potencia”.
Villalobos ganó el Premio Herralde de Novela con este libro. En un libro anterior, Fiesta en la madriguera, fue donde quizá encontró la manera de crear ambientes a través de una voz, el andamiaje a partir de un tono.
Aprender a contar historias, saber con qué voz narrarlas, tener la claridad suficiente para encontrar las palabras precisas y el orden necesario para transmitir emociones y conectar con los lectores.
Aún en plena pandemia y quejándose por lo mal que ésta se ha manejado y la inexistencia de vacunas, comparten selfies de reuniones en casa, de visitas a amigos, de viajes; fotos de objetos que han comprado recientemente -como pantallas, sofás, tenis de colección, juegos electrónicos-, o de mezcladoras de música y asadores para sus actividades en jardines.
Y al hacerlo quizá piensen que comparten sus alegrías, sin darse cuenta de que en medio de lo que estamos pasando, compartir estas imágenes es simplemente una reafirmación de sus privilegios.
Para muchos, la ciencia ficción es un género menor, el espacio en el cual la fantasía se puede llevar hacia el futuro para predecir o para explicar a dónde nos llevará el presente.
Para algunos escritores, la ciencia ficción es el espacio en que cual pueden construir sus historias sin tener que apegarse a reglas sociales establecidas ni limitar el alcance de la mismas.
Ygdrasil es una invención que nos lleva más allá de algunos de los límites que le hemos puesto al futuro. “Cyberpunk meets” energía espiritual, sacrificios, almas en pena, alienígenas, corporaciones todo poderosas y escenarios digitales que requieren de cartografías propias de exploradores de nuevos continentes.
No es un texto para “débiles de corazón”, por momentos es cruel y sádico y constantemente nos cuestiona si es o no un libro que puede disfrutarse.
Pero está bien escrito a pesar de parecer, en ocasiones, el sueño de un adolescente con imaginación desbordada, gusto por la tecnología y una intensa obsesión con el futuro y una clase alternativa de espiritualidad.
Hay quienes piensan que la palabra escrita sigue siendo la mejor forma de comunicarse; quienes creen que las imágenes «valen más que mil palabras» y quienes están convencidos de que la voz y los sonidos son el medio ideal para expresar las ideas.
Algunos de estos últimos vivieron ese tiempo en el que convertirse en locutor de estación de radio podía ser algo más cercano y alcanzable que llegar a conducir en televisión, convertirse en escritor o volverse fotógrafo. Y quizá ellos fueron los pioneros en hacer podcast cuando este medio aún no había alcanzado el nivel que ha alcanzado hoy y para crear uno bastaba un micrófono, una conexión a internet, un servidor para alojarlo y las ganas de dejar grabado algunas ideas.
Algunos de aquellos que escribieron fanzines en los 80s, comenzaron un blog en los 90s, aprendieron HTML para armar un website en los 00s y se volcaron a las redes sociales en los 10s, gradualmente se fueron educando para crear contenido y compartirlo en un medio que requería menos conocimiento específico y menos producción.
Un celular con – a lo mejor-, un micrófono externo, una grabadora de audio, un programa de edición simple y una app para darle forma y compartirlo simplificaron el proceso, de la misma manera en que lo hizo una cámara digital con quienes decidieron hacer la transición de blogueros a vlogueros.
Las posibilidades del podcast ayudaron a que quienes alguna vez desearon ser locutores de radio, o a que quienes gustan de comunicar un punto de vista, un conocimiento o una opinión pudieran hacerlo sin preocuparse por la censura sabiendo que dicho mensaje podía llegar a un público específico interesado por dicho contenido.
Grabaciones sobre cualquier tema, puntos de vista -algunos más interesantes que otros-, enseñanzas, historias, audio-reportajes, hay espacio para cubrirlo todo.
¿Qué grabarías en una cinta de audio, en un clip digital? ¿cuáles de tus ideas querrías que se escucharan por muchas más personas que las que están en tu círculo inmediato? ¿ Con qué finalidad plasmarías un conocimiento, una experiencia, una emoción para que alguien más lo escuchara?