
Una mujer corre intentando evitar un disparo, cae al suelo y ve a uno de sus agresores apuntar con un arma a su cabeza.
Así comienza la novela ganadora del Premio Alfaguara 2020, del escritor Guillermo Arriaga.
Una novela que parece más interesada en atraer a nuevos lectores con escenas gratuitas de sexo, listas de sinónimos para mostrar barrio y lo que podría ser la base para un guión de película de aventuras.
Centenas de lugares comunes, personajes más que predecibles y el uso de un lenguaje que parece hecho a la medida en lugar de ser parte de la naturaleza de quienes hablan, hacen de este libro una lectura desgastante y decepcionante para quienes no habían leído algún otro texto de Arriaga y se dejaron llevar por el sello en la portada del «Premio».
«Hay escritores que escriben con el cerebro», decía Julián, «otros con el corazón, unos más con las entrañas, y los más chingones, esos le dan al teclado con la verga».
Y quizá esa sea la frase que defina el libro, un escritor que le da al teclado con la verga desde una limitada visión del mundo que fue.